Una particular situación vive la industria de la moda, y en particular la producción de calzados, a causa de la crisis sanitaria global.
Los efectos inmediatos han sido la retracción del consumo y sus cambios de hábitos, lo que ha provocado una ralentización en la actividad creativa de las principales marcas internacionales.
Las nuevas propuestas se limitan a un modelaje básico y atemporal, donde sneakers, zapatillas y casuals concentran la mayoría de la oferta, en detrimento de los productos de lujo que aguardan la reactivación de la demanda.
Por lo dicho, se reeditan las estructuras clásicas con una actitud vintage y a la vez futurista, donde la renovación pasa por la aplicación de nuevos materiales y componentes, y esporádicas innovaciones en volúmenes y hormas.
Visualmente junto al restyling de los clásicos, se advierte una tendencia a la fusión de estilos, que da como resultados modelos híbridos y disruptivos.
En el modelaje general predominan las alturas medias y bajas, y está compuesto además de las mencionadas sneakers, por diferentes líneas de casuals lisos y acordonados, y un inagotable surtido de botinetas y botas.
Los volúmenes que fueron una característica de anteriores temporadas, tienden a ser más moderados y mejor modelados.
Por su esencia, la temporada fría demanda materiales de buen espesor, cálidos, abrigados, protectores y confortables. En esa línea se inscriben cueros, sintéticos y textiles que garanticen esas funciones.
Los cueros lisos y grabados exaltan su naturalidad, suavidad y toque, en acabados opacos y semi-brillantes, se suma una larga lista de acolchados, bifaz, pelos, paños, lanas y matelassés que cumplen con los requisitos.
Algo más industrializados, aparecen los materiales tecnológicos como doble frontura, neoprene y ripstop para calzados de mayor rendimiento.
Estéticamente en cueros y pieles predominan las texturas originarias, reptiles y diversos tramados sobre los cuales se agregan nuevos procesos tecnológicos que incorporan mayor valor visual.
Por su parte, los sintéticos también cuentan con un amplio campo para desarrollos, que de la mano de la tecnología y el diseño logran resultados muy atractivos. A las texturas, pueden agregar infinitas imágenes reales, abstractas y digitales, que abarcan desde animal print hasta geométricas tridimensionales.
Los paños industriales y sobre todo los artesanales muestran texturas voluminosas, pelos y sugestivos colores. Sus congéneres como terciopelos, corderoy, bouclés, brocatos, escoceses y panas también serán muy demandados para calzados.
Si bien la mayoría de las colecciones de materiales presentan acabados opacos, los brillos plenos y sectorizados quedan para alternativas muy puntuales.
Aquí también las restricciones de movilidad y mayor tiempo de vida doméstica han repercutido en las producciones de estos componentes. Por el tipo de modelaje escogido para el aislamiento y actividades actuales, la búsqueda se orienta hacia suelas de alturas bajas y medias, con adecuadas condiciones de peso y flexibilidad.
Por este motivo, los fondos para zapatillas y casuals incrementan su uso, con diseños muy sobrios y racionales, donde los volúmenes ceden espacio a un modelado más minimalista y ergonómico, sin perder de vista sus cualidades estéticas.
Las suelas con bandas y cuñas son las más representativas de este segmento.
Los fondos para los estilos chunky y ugly, de mayor volumen y molduras continúan vigentes, aunque en una etapa de moderación.
Las líneas que se han reactivado son las de volúmenes medios, con taco y planta, viras destacadas y perfiles clásicos o con pisada track o dentada. Son las más utilizadas en botinetas y botas.
Para los calzados femeninos, los tacos en general, han disminuido sus alturas, conservando la elegancia de sus formas y en otros casos manteniendo buenos volúmenes. La renovación se expresa en las nuevas terminaciones y acabados, en base a originales texturas y pinturas, que los convierten en protagonistas de muchos modelos.
Se ratifica la vigencia de una paleta cromática de tonos acogedores, básicos, naturales, positivos, atemporales y versátiles, para crear un ámbito de calma y confort.
Junto a ellos, aparecen alternativas más estimulantes para echar luz y esperanza al periodo post-cuarentena.
Así, la elección se orienta hacia colores esenciales de beiges y grises, que en versiones pasteles resultan muy novedosos, en un momento donde lo funcional es prioritario sobre el aspecto eminentemente fashion.
A partir de ellos resultan los terrosos y tostados, como almendra, castaño y arena. Mientras que desde los grises se desprenden el ceniza, humo y acero.
Dentro de esta propuesta de tonos medios, también estarán presentes coloraciones con mayor pigmentación, como la extensa gama de rojos profundos, como el samba de Pantone, vino tinto y ciruela. Se suman los verdes, con el aguacate, musgo y oliva, además de los azules con el ultramar, porcelana y persa.
A pesar de la tendencia por el uso monocromático de los colores, las combinaciones tendrán excelentes oportunidades de fijar la identidad y expresividad de los productos.
Corre por cuenta de los diseñadores y su creatividad para lograrlo.
Los tradicionales blancos y negros tendrán una importante participación, ya sean solos o acompañando otras tonalidades._