En la actualidad, la elección de suelas para calzados privilegia liviandad, flexibilidad y funcionalidad, por sobre la cuestión estética.
Las líneas bajas femeninas -chanclas, ojotas y sandalias-, optan por suelas delgadas, cortadas en materiales naturales y sintéticos, o moldeadas e inyectadas.
Con un detalle para tener en cuenta: la preferencia por las puntas cuadradas.
En modelos de mayor volumen o flats -entre 2 y 5 cms. de altura- se incorporan plantillas anatómicas, y eventualmente forros, viras y suelines. Los kits de fondos “scatolados” con plantilla ergonómica son frecuentes.
Los calzados casual y urbanos deportivos -ballerinas, mocasines, slip-on y acordonados- exhiben suelas con banda, cuñas training o preterminadas.
Para zapatillas o sneakers, los fondos con banda son los más requeridos, junto a los chunky y ugly, que simplifican volúmenes y molduras.
El modelaje femenino incorpora tacones de media altura y volumen; además de los diminutos “kitten heels” con no más de 4 cms. de alto.
Finalmente para deportivas, prevalecen los diseños modulares y futuristas, con agregados tecnológicos, como cámaras y burbujas de aire, o zonas diferenciadas de amortiguación.
Por los tiempos que corren, la aplicación del color tiende a tonalidades relajadas, amigables y naturales, no exentas de vitalidad, pero con la consigna de evitar contrastes extremos.
Se evidencia una tendencia por los productos monocromáticos o con combinaciones discretas, con colores con similar grado de luminosidad.
Dentro de una amplia paleta de pasteles, rosas y celestes encabezan la propuesta de una extensa gama de colores frescos, como el menta, salmón, lavanda y limón.
Más adelante se incorporan tonos vitales como amarillo, coral, naranja, calabaza, magenta y violeta.
Los “nudes” muestran una larga lista de beiges claros y medios, cremosos y terrenales, que con la participación de otras pigmentaciones se transforman en terracota, marrón aceituna o habano.
Los verdes suelen destacarse por sus versiones saturadas, entre los que se distinguen el verde bosque y esmeralda; mientras que por parte de los azules, el porcelana e índigo son los más representativos.
La temporada estival recepta fuertemente la presencia del blanco, como expresión de frescura, pureza, versatilidad y elegancia. Su uso más recomendable es como color único o en combinaciones sobrias con detalles pasteles.