Situada en Barranquilla, al norte de Colombia, finalizó sus actividades tras un embargo judicial por insolvencia, dejando sin fuente laboral a más de 300 trabajadores.
Directivos y sindicalistas aseguran que la gran presión impositiva y desmanejos propios fueron causantes de su final. En el año 2000, la curtiembre comenzó una etapa de fuerte expansión en el mercado local, alcanzando una producción de 80 mil cueros mensuales, de los cuales las gamuzas eran su producto insignia. Con el correr de los años, la empresa inició el desarrollo del mercado exterior, donde consiguieron importantes volúmenes de exportaciones a marcas de Estados Unidos, Europa y Asia.
En 2024, la situación se volvió insostenible al ser embargadas sus cuentas y no poder cumplir con sus compromisos impositivos y de servicios públicos.