Después de haber sido afectada gravemente por los efectos de la pandemia, en el año 2020, la industria argentina del calzado disminuyó sus producciones por el cierre de establecimientos y por la obligada reconversión y reestructuración que muchas fábricas debieron realizar para mantenerse vigentes. Además de la drástica baja en el consumo.
Estas circunstancias se profundizaron con la crisis sanitaria y los nuevos hábitos de vida, donde las compras priorizaron productos de primera necesidad -alimentos y salud- por sobre calzados e indumentaria.
En la medida que en el año 2021 se fue avanzando con un mayor control epidemiológico, vía vacunación y protocolos de convivencia social, la circulación se fue abriendo paulatinamente, y el conjunto de la estructura productiva comenzó a avizorar una recuperación, a la espera de la reactivación del consumo.
Pandemia e importaciones
Al tiempo que el nuevo gobierno asumido a fines de 2019 definía su rumbo político condicionado por una fuerte crisis económica, debió enfrentar inesperadamente una segunda crisis: la pandemia, que puso en vilo a todo el mundo, con graves consecuencias sociales y humanitarias.
Dentro de este marco y por necesidades económicas, el gobierno dispuso un mayor control de las importaciones, que generó un menor ingreso de manufacturas extranjeras, en particular de calzados.
Tal situación, renovó las expectativas de las industrias locales que aún se mantuvieron en pie, en función de una menor competencia, y aguardando el reinicio del consumo.
Nuevas perspectivas
Con el transcurso del tiempo, la incipiente recuperación del poder adquisitivo, favoreció a las fábricas locales, que tuvieron que producir para un consumo básico, con una acotada oferta de productos importados.
Así, se reanudó promediando 2021, un sostenido crecimiento de la industria del calzado nacional, donde se destaca la producción local de grandes marcas internacionales de calzados -Adidas, Puma, Nike, Le Coq Sportif, Umbro, Under Armour, New Balance, Diadora, Penalty, etc.- que mediante importantes inversiones se afianzan en el mercado para atender una promisoria demanda.
Radiografía del sector
Según fuentes de entidades industriales, el sector calzado en Argentina está compuesto actualmente por aproximadamente 1.000 establecimientos, donde predominan pequeñas y medianas fábricas, con destacado porcentaje de informalidad.
Se estima que la actividad genera cerca de 20 mil puestos de trabajo, directos e indirectos, y se aprecia una escasa disponibilidad de mano de obra especializada. Los principales conglomerados industriales están ubicados en Buenos Aires -AMBA-, Córdoba y Rosario -Santa Fe-.
La producción total del año 2021 se calculó en 72.8 millones de pares, que representó un aumento del 12% respecto a 2020 que fue de 65 millones de pares.
El saldo de la balanza comercial de calzado continúa siendo negativa, según datos del INDEC, con cifras de 2020, donde las exportaciones fueron por US$ 4 millones y las importaciones por US$ 277 millones. Dentro de estas últimas, es significativo el aumento en el ingreso de calzado brasileño, que en los primeros 11 meses de 2021 se importaron 11.8 millones de pares por valor de US$ 100.9 millones, lo que representó un incremento del 67,5% y 52,2% respecto al mismo periodo de 2020.
Por parte del consumo, con 45.3 millones de habitantes, en 2020 se profundizó la caída que llegó a 1.9 par por persona, mientras que en 2021 hubo una recuperación de 2.1 pares por año.
Finalmente, a partir de las mediciones divulgadas por el INDEC y el Instituto de Análisis Fiscal -IARAF- se generó la polémica respecto al fuerte incremento de precios que ha tenido el rubro calzado, sobre el promedio de otros bienes de uso. El Índice de Precios al Consumidor señala que los calzados aumentaron en los últimos 12 meses -hasta octubre 2021- el 62,2%. Por encima de una media promedio del 52%.
