Más allá de las habituales importaciones de calzados que realizan empresas de América Latina desde países asiáticos, no es menor el creciente ingreso de productos comercializados vía online, por parte de plataformas chinas a nuestra región. Una práctica es de volumen, mientras que la otra atiende compras por unidad o pequeñas cantidades, que han fomentado un exponencial incremento de la actividad de logística y paquetería.
Además de la oferta altamente competitiva, por precios bajos, volúmenes y diversidad de estos sitios, a partir de la pandemia, los consumidores latinoamericanos se acostumbraron y perdieron el miedo a las compras digitales.
Así, en poco tiempo, las plataformas chinas han experimentado un auge explosivo en su penetración en los mercados de América Latina. Han ganado una cuota considerable en un tiempo relativamente corto, convirtiéndose en serios competidores para los gigantes locales del comercio electrónico.
Por contrapartida, el aumento de las ventas online desde China, ha afectado a industrias locales, siendo el impacto más directo y perjudicial la competencia de precios, extremadamente más bajos, por las condiciones de producción en Asia.
Ante tal situación, en países como Brasil y México, industria y gobierno consensuaron gravar los productos, para regular las compras internacionales y proteger las economías locales. En tanto Argentina, fiel a su política aperturista y de libertad de mercado ha facilitado las importaciones.
El momento impone una coordinación general entre estados, a fin de determinar una política de control racional y justo, que no afecte a los consumidores y a las industrias locales, ante la imposibilidad de competir con calzados producidos en mercados con distintas condiciones y características.
La Dirección