Es indudable que por distintos factores, la salida de la pandemia ha implicado una recuperación y aceleración del consumo, un hecho que va más allá de las circunstancias y posibilidades económicas, y tiene que ver con una respuesta psico-biológica a una larga retracción de los consumidores durante la crisis sanitaria.
Para esta situación, en general, la producción y comercialización de calzados aún no ha podido satisfacer esa demanda.
En América Latina, muchas industrias fueron afectadas por la parálisis impuesta por el Covid, que provocó bajas en las producciones, pérdida de mano de obra y el advenimiento de problemas financieros, que en casos extremos ocasionaron quebrantos. La indispensable recuperación de la fuerza laboral, se dificulta por el escaso atractivo económico y personal, que ofrece esta industria, comparativamente con otros rubros.
A esto se agrega la insuficiente disponibilidad de materiales e insumos, por la baja productividad en los puntos de aprovisionamiento, y la falta de transporte y logística, dentro de un ámbito de alta volatilidad y aumentos de precios.
El segmento comercial de la cadena, sufre de forma directa la situación del sector productivo, así como proveedores de sus países, o del exterior vía importaciones.
Es el caso de las grandes marcas que atienden importantes mercados y que aún no han logrado regularizar su abastecimiento desde regiones de alta concentración productiva, como Asia.
Mientras tanto, los consumidores aguardan para acceder a una oferta con suficiente volumen y diversidad.
La Dirección
