En medio de una fuerte corriente aperturista,
instalada recientemente en países latinoamericanos, que aspiran a concretar tratados de libre
comercio y complementación con importantes
bloques regionales, la industria manufacturera
de América Latina debe analizar minuciosamente sus posibilidades.
Se hace imprescindible delinear y de nir una
política que permita mantener su vigencia y
vocación de crecimiento.
Se impone sopesar y cuantifcar la potencialidad
del sector, comparativamente con los demás
estados participantes, y a partir de allí, construir
políticas que garanticen ecuanimidad para las
partes.
Si bien para muchos países los acuerdos comerciales permiten el acceso a un mayor mercado, también hay que evaluar lo que recibirán a cambio y sus efectos.
América Latina, en su conjunto, es poseedora de grandes recursos naturales y humanos, desde los cuales, gobiernos mediante, se pueden formular políticas de desarrollo, con vistas al crecimiento del mercado laboral y el bienestar general.
Y en este punto, es donde reside la mayor responsabilidad política de la dirigencia en el sentido de encauzar el aprovechamiento de los recursos para sus propios beneficios.
La otra opción, es la“primarización de las economías”, donde muchos países se transforman en proveedores de materias primas y commodities, reduciendo significativamente sus posibilidades de creación de fuentes laborales, y en consecuencia de crecimiento social y económico.
No es un planteo antiglobalización, que de por sí es irreversible, pero si una reflexión para pro seguir con la internacionalización del comercio, en un marco de equidad y justicia, con beneficios para todos.
La Dirección