En Mayo, el arancel del 10% impuesto por Estados Unidos a US$ 200 mil millones en importaciones chinas, aumentó a un 25%. Lo mismo sucedió con US$ 60 mil millones de artículos estadounidenses, que pasaron de tener un arancel del 25%, frente al 5% anterior que imponía China.
Seguidamente, a otro conjunto de mercadería china valuada en US$ 300 mil millones se le aplicaría una tasa del 25%, según lo planteado por el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. Los rubros calzado, vestimenta y accesorios estaban incluidos.
Sin embargo, en el marco del G20 en Osaka -Japón- desarrollado en Junio pasado, el presidente Trump se reunió con su par chino -Xi Jinping-, y a partir de allí decidió suspender los nuevos aranceles y continuar con las negociaciones.
No obstante, a fines de Julio, Trump se desdijo y volvió a tensar la relación, amenazando con imponer los aranceles, frente a lo cual China respondió que tomará las debidas represalias.