

Ambos países acordaron prorrogar por 90 días la suspensión del incremento de aranceles, manteniendo las tarifas a los productos chinos en un 30% y de 10% para los estadounidenses.
La suspensión, válida hasta el 10 de noviembre, fue confirmada por ambos gobiernos a inicios de agosto pasado, mediante resoluciones paralelas. El objetivo es evitar subas que habrían escalado hasta 145 % y 125 %, respectivamente, según informó Reuters.
La medida otorga un margen clave previo a la temporada navideña, para que los minoristas de Estados Unidos incrementen sus inventarios, contemplando rubros como indumentaria, electrónica y juguetes.
Además, la decisión de incorporar firmas estadounidenses en listas de restricciones, fue aplazada temporalmente por China.