Los reiterados periodos de cuarentena y aislamiento, impuestos recientemente por el gobierno francés, han influido de manera directa en el consumo de calzados, que ha disminuido drásticamente. Fuentes del sector estiman entre un 30 y 40% la baja en las ventas respecto a 2019. Las tiendas y minoristas de calzados son considerados “no esenciales” por el gobierno, por tal motivo en periodo de cuarentena permanecen cerrados. Cuando se levantan las medidas de encierro, las zapaterías pueden atender al público hasta las 6 de la tarde, con estrictas medidas sanitarias.
La industria francesa del calzado, principalmente ubicada en la zona de Nouvelle Aquitaine y Pays de la Loire, estuvo paralizada en la primera ola de la pandemia (Marzo-Abril 2020) y tras cumplir protocolos sanitarios reanudó sus actividades con suerte diversa, según la situación de cada cliente.