Ante las puertas de la definición por quién dirigirá los destinos del país en los próximos años, la población en general y la industria en particular, aguardan las primeras decisiones políticas en materia de importaciones y exportaciones, para trazar una proyección de esta actividad.
Keiko Fujimori, de Fuerza Popular, defensora del libre comercio, no desea interferir en las importaciones, dejando que el propio mercado regule las transacciones; mientras que Pedro Castillo, de Perú Libre, con una mirada de apoyo a la industria nacional, ha prometido un mayor control de las importaciones, con un ingreso selectivo de lo estrictamente necesario.
Así, dentro del sector zapatero de Perú, se alzan voces de apoyo y repudio sobre una y otra postura.
Desde la Cámara del Cuero y Calzado de Trujillo, su presidente Vladimir de la Roca, sostuvo que un eventual cierre de las importaciones afectaría gravemente a la industria, ya que se vería imposibilitada la compra de materiales, insumos y componentes en el exterior, que son indispensables para la fabricación. Esto, reduciría las producciones y las exportaciones.
En cambio, otros fabricantes del departamento de La Libertad, la provincia de Trujillo y el distrito de El Porvenir, reconocida como una de las zonas de mayor producción de calzados, apuntan que la indiscriminada e irregular importación de productos terminados, está socavando la industria local. Señalan que el control fiscal es nulo sobre los calzados importados, muchos de los cuales ingresan a precios subfacturados, y es imposible competir. Por tal motivo, exigen una inmediata intervención del Estado para ordenar y solucionar esta situación.
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