Organizado por la Cámara Nacional del Calzado de Ecuador -CALTU- se llevó a cabo de manera virtual -via Facebook Live- los días 29 y 30 de junio un nuevo encuentro de ACCAL -Agrupación de Cámaras del Calzado de América Latina- donde expusieron distintos dirigentes industriales bajo el lema “Compartiendo estrategias para reactivar el sector Latinoamericano”.
Después de la apertura del evento a cargo de la presidenta de CALTU, Lilia Villavicencio y salutaciones de la vice ministra de Producción e Industrias de Ecuador, Carla Muirragi, el director ejecutivo de la entidad anfitriona Luis Montero fue el encargado de las presentaciones de los distintos expositores.
Al final de cada jornada, Jorge Pérez y Calixto Peñaloza, de la cámara ecuatoriana, realizaron un resumen ejecutivo de los diversos temas tratados por los expositores.
El evento conto con una importante audiencia en vivo y reproducciones.
Las presentaciones de los dirigentes fueron descriptivas, señalando datos y aspectos básicos de la situación de cada una de las industrias de sus respectivos países.
Se expusieron los efectos de la pandemia y las distintas estrategias planteadas para superar la adversidad, así como las acciones de apoyo de las entidades y gobiernos al sector.
Principales datos de mercado: la producción nacional de calzados que en 2019 fue de 251 millones de pares, bajó a 165 millones en 2020, como consecuencias de la pandemia. Guanajuato fue el estado de mayor producción de calzados con 132 millones en 2020. El consumo interno que en 2019 fue de 331 millones de pares, en 2020 cayó a 219 millones. El consumo per cápita se redujo de 2.7 pares en 2019 a 1.7 en 2020. México es el 9º productor mundial de calzados y el 15º consumidor global. Las exportaciones en 2020 disminuyeron a 18.7 millones de pares, un 14.9% menos que en 2019. Las importaciones que en 2020 fueron de 72.8 millones de pares se redujeron en 2020 un 28.6%.
Entre los distintos puntos que integran la estrategia para la reactivación de la industria del calzado figuran: incrementar la innovación y robustecer la propuesta de valor, promoviendo la cultura de diseño propio; estandarización y normalización de partes y componentes de calzado, como suelas y hormas; incorporación de nuevas tecnologías, ej. corte automático, sistemas digitales, etc.; fortalecer las estructuras de desarrollo profesionales y humanas; fomentar prácticas de sustentabilidad y formación laboral, y desarrollar mayor colaboración entre productores, entre otros.
Solicitan mayor financiación para capital de trabajo y adquisición de tecnología, aunque destacan el apoyo recibido del gobierno municipal y estatal, no así del gobierno federal.
Su ubicación en el norte de Centroamérica, frontera con México, representa la puerta de entrada al mercado de los Estados Unidos. Actualmente cuentan con 17.3 millones de habitantes, con un PBI per cápita de US$ 4.619.
Existen 741 empresas productoras de calzados: 65% mipymes, 26% medianas y 9% grandes que fabricaron 25 millones de pares en el año 2019. Por efectos de la pandemia, en 2020 la producción bajó a 18.7 millones. En tanto los empleos que en 2019 eran 60 mil, en 2020 se redujeron a 35 mil. En 2019 las exportaciones alcanzaron los US$ 32.6 millones a más de 15 países, mientras que las de 2020 tuvieron un crecimiento del 6.7% respecto a 2019.
Para 2021, el reto es lograr la reconversión productiva que permita incrementar las exportaciones y combatir el comercio desleal de los países asiáticos.
En 2020, las importaciones de China disminuyeron 43% respecto a 2019, pero sigue siendo el principal proveedor, aún con ingresos a precios subvaluados.
Acciones para enfrentar la crisis: implementar plan estratégico para que las empresas mejoren sus capacidades, para acceder a nuevos mercados, ampliar producciones, diversificar oferta exportable y generar fuentes de trabajo.
Elaboración de un estudio de mercado para cuantificar el sector nacional, e identificar los principales actores que conforman la cadena de valor, desde materias primas hasta productos finales.
En el marco de las importaciones, la Gremial del Calzado destina sus mayores esfuerzos en frenar el comercio ilícito y el contrabando que afecta gravemente a la industria local. Para esto, reclaman precios referenciales, mejores controles aduaneros, descripción de los productos importados y capacitación de funcionarios públicos.
Exigir al gobierno medidas definitivas para prohibir las importaciones de calzados usados, por los riesgos que implican para salud, contemplados en la OMC.
Para el futuro, la entidad y gobierno deben generar condiciones para que la industria del calzado sea más rentable, eficiente y competitiva, y brinde mayores oportunidades de empleo, a través de la diversificación de mercados de exportación y recuperación del mercado local.
Chile históricamente se ha abastecido de calzado importado. Actualmente se mantiene fabricando un grupo de pequeños talleres ubicados en la región metropolitana de Santiago, que cuenta con 7 millones de habitantes, de los 11 millones totales de todo el país.
Las grandes fábricas y marcas de Chile, producen en el exterior, mediante los diseños y desarrollos propios que son hechos en el país. Es decir, que los industriales de antes, ahora son importadores.
Existen 3 canales de comercialización: grandes tiendas y supermercados; cadenas de marcas -Ej. Hush Puppies, Guante-Gacel-; y las cadenas de marcas deportivas internacionales. La pandemia ocasionó reiterados cierres en la estructura comercial, al punto que por momentos estuvieron abiertos solamente los supermercados, como esenciales.
Muchos minoristas enfrentaron una sobreoferta de calzados importados, ante la necesidad de liquidar stocks.
La crisis social, política y económica antes de la pandemia, provocó cierres temporales de tiendas ante los riesgos de vandalización.
Esta situación trajo el crecimiento exponencial del comercio online. En los meses anteriores a la pandemia, las ventas virtuales representaban el 6% del total del volumen comercializado, mientras en la actualidad es el 30% de las compras.
En 2010 existían en Chile 500 fábricas de calzados, mientras que en 2020 sólo quedaron 300. En 2010 se ocupaban 21 mil trabajadores, siendo apenas 7.500 en 2020. La producción total en 2010 era de 10 millones de pares, en tanto ahora es de 3 millones. El consumo en 2010 era de 85 millones pares y en 2020 fue de 68 millones.
En cuanto a las importaciones, en 2010 fueron de 85 millones de pares, y en 2020 bajaron a 71 millones. El record de importaciones fue en el año 2017 con un ingreso de 117 millones de pares.
Las actuales exportaciones chilenas de calzado no son relevantes para la industria local, ya que la mayoría son reexportaciones de otros orígenes.
En los 3 primeros meses de 2021, el sector continúa afectado, con cierres de tiendas, baja del consumo e importaciones, siendo muy incierto el panorama para las ventas en el segundo semestre. Mucho dependerá de la crisis sanitaria, el ritmo de vacunación y del marco político, económico y social en un período de alta sensibilidad.
Un detalle importante relacionado con el consumo, es que el gobierno ha permitido el retiro de los Fondos de Pensión, que ha generado una gran masa de dinero disponible para las familias, que se presume activarán las compras.
Los pocos fabricantes locales no cuentan con una proveeduría suficiente. Es escasa la oferta de suelas, hormas y componentes. Incluso la industria del cuero, destina sus producciones a las exportaciones de wet-blue, quedando un mínimo para el mercado interno.
Las acciones para enfrentar la crisis han reformulado la agenda gremial, cambiando prioridades, con dedicación a la contingencia. Se han definido nuevos ejes de trabajo a mediano y largo plazo para la recuperación. La estrategia de desarrollo para FEDECCAL se ha focalizado en fomentar la pequeña y mediana empresa, compartiendo objetivos en una dinámica pública-privada efectiva y con desarrollo.
Los proyectos para el período 2021-2023 comprenden: la creación de un centro de desarrollo tecnológico; establecer una nueva imagen para el cuero, calzado y manufacturas de Chile, con los nuevos medios digitales y la omnicanalidad; promover el diseño y comercialización de productos originarios y ancestrales; y fabricación de productos de alta gama, con empleo de mano de obra carcelaria.
La industria del calzado de El Salvador está formada por aproximadamente 500 empresas, que son micro, pequeñas y medianas, y sólo hay 5 de gran porte.
Las exportaciones en los últimos 4 años fueron de US$ 24 millones promedio por año y las importaciones de US$ 68 millones, según datos del Banco Central de Reservas.
El volumen de calzado comercializado -formal e informal- por año alcanza los US$ 15 millones. Los puestos de trabajo directos e indirectos son 40 mil, los cuales se incrementan en los 3 meses de producción escolar.
Para desarrollar el sector, actualmente es necesario: innovación y tecnología; cadena de valor con mayor valor agregado; acceso a costos competitivos en procesos y energía eléctrica; trámites ágiles, simples y automáticos en los organismos de gobierno; conectividad y logística digital; acceso a financiamiento y a mercados internacionales; y apoyo financiero y técnico para la creación de un centro tecnológico del calzado.
La industria lucha por un mayor control de las importaciones de calzados nuevos y usados. Estos últimos ingresan en gran escala y conllevan enormes riesgos para la salud. Es preciso que el gobierno prohíba definitivamente esta práctica, que no está convalidada por la OMC.
Se debe implementar la ley de etiquetado para la correcta información del consumidor y para controlar el contrabando.
Es muy importante que el gobierno instrumente políticas claras y efectivas de apoyo a la industria para que se recomponga el tejido productivo y se recuperen niveles pre-pandemia.
Las sugerencias de ASPCA es que el gobierno promueva el consumo de productos locales, donde se priorice la ayuda a las mipymes para reducir la brecha entre importaciones y exportaciones. El crecimiento del sector repercutirá en una mayor recaudación fiscal.
Es necesario una estrategia común, diseñada por el gobierno y el sector, a fin de brindar condiciones para el desarrollo, y sobre todo establecer los controles necesarios a las importaciones asiáticas, donde son evidentes la falta de contralor y auditoría que permite prácticas irregularidades.
Actualmente Ecuador cuenta con 17.1 millones de habitantes y un PBI de US$ 201.194 millones.
Durante la pandemia el empleo y subempleo fueron fuertemente afectados, con una parálisis de 16 meses. Se han incrementado la pobreza y los problemas sociales, lo que significa un nivel de vida muy complejo.
En el sector calzado cayó drásticamente la producción, y en consecuencias el empleo, causando enormes pérdidas en la masa laboral y en empresas, muchas de las cuales debieron cerrar.
La industria está compuesta por 3.400 unidades productivas y 118 mil trabajadores, habiendo sido su producción en 2019 de 28 millones de pares. Las cifras actuales son preocupantes y se hacen todos los esfuerzos para revertir la situación.
La crisis epidemiológica provocó cambios permanentes en la agenda de actividades del sector. Ahora con el avance de la vacunación, se aguarda que el segundo semestre genere mejores condiciones para la normalización.
Es por ello, que para fines de julio fueron planificadas reuniones con los representantes de las 14 mayores cadenas comerciales de Ecuador que permitirá exhibir productos e iniciar negociaciones, a fin de reactivar el sector.
Para agosto está planificado el primer outlet de calzado en Ambato que reunirá a fabricantes y público en general para ofrecer ventas directas entre fabricante-consumidor.
Otra acción será la realización presencial de la feria FICCE 2021 en noviembre próximo, nacional e internacional, con participación de fabricantes y proveedores, un evento importante para el sector por su convocatoria y contenido, y fundamentalmente como punto de contactos y negocios.
Entre los objetivos de CALTU se encuentra promover la vinculación con lo académico. En tal sentido son frecuentes la alianzas y acuerdos realizados con entidades del conocimiento y capacitación técnica, nacionales y extranjeras.
Los trabajos conjuntos posibilitaron mejorar el nivel de los operarios y productos
Con el nuevo gobierno se estableció una efectiva dinámica pública-privada, a través de mesas sectoriales, donde se tratarán temas relacionados con la planificación de políticas para el desarrollo. En esas oportunidades también se informará sobre las problemáticas del contrabando, informalidad y subfacturación, que requieren de prontas soluciones.
A partir de 2015 hasta 2019, la industria del calzado en Argentina sufrió un gran retroceso, donde se perdieron 35 mil empleos y cerraron más de 1.000 fábricas, algunas definitivamente. La producción que en 2015 llegó a los 125 millones de pares descendió en 2020 a 56 millones.
El arribo de la pandemia agravó la situación en 2020 por las nuevas condiciones de vida durante la cuarentena, con una baja del 30.9% en la producción, 29.4% en las importaciones y 30.6% en el consumo, respecto a 2019.
En el primer cuatrimestre de 2021 se insinuó una reactivación pero llegó una segunda ola de contagios y nuevamente cayó el consumo, la comercialización y la producción. Debido a las restricciones de ventas físicas, creció el comercio online.
Hay expectativas que tras el avance de la vacunación mejoren las condiciones para una paulatina normalización de la actividad y el mercado.
No obstante a indicadores muy positivos en las exportaciones de enero a abril 2021 respecto a 2020, los volúmenes siguen siendo bajos.
Las estrategias de apoyo al sector son la gestión a líneas de crédito para inversión en tecnología; promover la innovación, capacitación y competitividad junto a entidades nacionales e internacionales; como así también del marketing y comercio digital, y sumar valor agregado al diseño para diferenciación de productos, entre otras.
Respecto a comercialización se lanzó EFICA DIGITAL, una plataforma que permite visibilizar la oferta argentina de calzados en el mercado local e internacional.
En cuanto al comercio exterior prosiguen los controles sobre las importaciones e incentivamos exportaciones a través de ferias y misiones comerciales, actualmente de manera virtual.
Está en curso la renovación por 5 años más del antidumping contra el calzado chino.
Por la baja del contrabando ha crecido la informalidad. Como resultado de la depreciación de la moneda y la diferencia cambiaria que existe entre el dólar oficial y paralelo, el contrabando dejó de ser rentable y favorece la aparición de talleres clandestinos e informales, amparados en los menores controles existentes en pandemia, con costos muchos más bajos, por no tributar impuestos.
Colaboramos con las autoridades para erradicar este fenómeno.
Entre las acciones internacionales, dentro del Mercosur estamos trabajando para rechazar la derogación o reducción del Arancel Externo Común del 35%. También permanecemos atentos a la propuesta de instaurar arancel 0 del gobierno brasileño para los calzados de Vietnam e Indonesia, que resultaría muy perjudicial para los fabricantes del bloque.
Tomando como referencia el modelo europeo, la sugerencia es trabajar con un criterio más regional y armar una estrategia conjunta, teniendo en cuenta que Latinoamérica es la segunda región productora de calzados del mundo. Promoviendo una mayor interrelación entre los países, incentivando el comercio intrarregional y la defensa común.
Datos del sector: la producción en 2020 fue de 763.7 millones de pares, que representó una caída del 18.4% respecto a 2019, cuando se fabricaron 935.5 millones de pares. La mano de obra empleada en 2020 fue de 247 mil puestos directos, un 8% menos que en 2019.
La industria brasileña está conformada por 5.600 empresas, que en 2020 exportaron 93.8 millones de pares a 170 países por valor de US$ 658.3 millones. Es el cuarto mayor productor de calzados en el mundo, después de China, India y Vietnam.
Debido a la pandemia se produjeron transformaciones en la industria. Una de ellas fue el mayor uso de las nuevas herramientas digitales en la comercialización. Si bien desde 2015 funciona la plataforma oficial de ABICALÇADOS para contactos y negocios, desde 2020 CALÇADOS DO BRASIL es otra alternativa virtual para compradores nacionales. En 2020 se realizó un convenio con la plataforma estadounidense JOOR que posibilita las ventas internacionales B2B (empresa-empresa), mediante la cual en los últimos 12 meses más de 47 mil usuarios ingresaron 58 mil veces al sitio. Perú y Colombia están entre los países de mayor visita, con 160 mil páginas vistas.
En 2020 y 2021 se realizaron más de 800 ruedas de negocios virtuales, en los meses de agosto y noviembre 2020, y mayo 2021, que significaron ventas por 310 mil pares, por valor de US$ 4.7 millones. Las mismas se llevaron a cabo con Rusia, Reino Unido, América Latina y Medio Oriente.
Participación en evento híbridos internacionales, como Sourcing at Magic y Micam Milano.
Físicamente empresas brasileñas estarán presentes en las ferias de Las Vegas, Atlanta y Nueva York, con el apoyo de APEX, la agencia oficial de promoción de las exportaciones.
En el ámbito internacional, se trabaja para ratificar el acuerdo de libre comercio entre Mercosur y la Unión Europea, ya que en la actualidad Europa es el destino del 20% de las exportaciones brasileñas de calzados y es probable aumentar ese volumen. Otro desafío conjunto con los demás países de Mercosur es solicitar a los respectivos gobiernos el mantenimiento del Arancel Externo Común del 35% para los productos extra-zona. Finalmente, se solicita excluir al calzado de un eventual tratado comercial con Vietnam e Indonesia, donde las producciones son masivas, de bajos costos, con un alto índice de precarización laboral.
Las expectativas para 2021 son crecer en la producción entre un 10 y 14% para llegar a los 840 u 870 millones de pares. Como consecuencia, el empleo directo se puede incrementar entre 4 y 7%. Para las exportaciones, se estima un aumento entre el 10 y 15% para alcanzar una media de 105 millones de pares.
La situación del país y de la industria del calzado en particular es un ejemplo de lo que son las políticas económicas erradas mantenidas por el gobierno durante 20 años. Para que se sepa lo que no se debe hacer o repetir.
En 1998 el 80% del calzado era de origen nacional, mientras el 20% era importado.
Después de largo tiempo hubo un control de cambio muy férreo donde el manejo de las divisas lo hizo el Estado. Esto no es malo de por si, siempre y cuando el dólar oficial y paralelo tengan valores similares. En esta época de fuerte control, el estado tenía mucho dinero y amplió subsidios. Esto fue manejable hasta que comenzó a bajar el precio del petróleo, y la situación cambió: el dólar oficial costó 50 bolívares mientras que el paralelo llegó a 500 bolívares. La brecha se hizo muy grande y ni siquiera se pudo hablar de tasa cambiaria libre. Así el gobierno, no pudo evitar los aumentos de precios y se disparó la inflación, que a fines de 2020 llegó al 3.000%, según cifras del Banco Central de Venezuela.
Para controlar la inflación se creó una nueva ley de control de precios, donde no se pudo aumentar el valor de los productos. La alta inflación versus el control de precios trajo como consecuencia la escasez. Ante ello, el gobierno entendió que había que liberar el comercio y abrió las puertas a los productos importados.
Así transcurrieron 3 años, donde los calzados importados ingresaron con arancel 0, sin pagar IVA, ni gastos aduaneros.
De tal manera, la industria nacional del calzado tuvo que luchar contra la alta inflación, que afectó el poder adquisitivo y provocó una baja significativa del consumo.
Con la llegada de la pandemia, la industria estuvo 4 meses sin trabajar, sin ningún incentivo, ni apoyo financiero, porque el gobierno acapara la liquidez de los bancos. La actividad fue declarada no esencial, dentro de un sistema laboral propio 7-7, con ciclos de 7 días de trabajo y 7 días de cuarentena.
Durante los 4 meses que la industria estuvo paralizada siguieron entrando los productos importados sin pagar aranceles.
De acuerdo a la última encuesta de CONFINDUSTRIA -Confederación Venezolana de Industriales- el uso de la capacidad instalada de la industria general es del 18.3%, mientras que en el sector calzado es del 7% en promedio.
Entre los logros recientes, se ha conseguido que a partir del 1º de junio, los calzados que ingresen al país paguen el arancel del 35%, además del IVA y 2% de gastos de nacionalización. Esto ayudará, pero el proceso de recuperación será lento porque los volúmenes importados han sido muy grandes.
La propuesta es que para amortizar costos se analicen desarrollos conjuntos, referidos a hormas, suelas y componentes varios, con la participación de los países, para lograr productos propios y competitivos, y así enfrentar las importaciones asiáticas.
Como institución, ACICAM está pasando por un proceso de fuerte reestructuración, como consecuencia de las incidencias de la pandemia en el sector. De 360 empresas asociadas que poseía se disminuyó a 110. Se tuvo que acotar personal administrativo, que de 30 empleados pasó a 10. Hemos logrado superar muchos obstáculos y solucionar distintos pendientes.
El impacto de la crisis sanitaria en la industria colombiana del cuero y calzado en 2020, se estima que ha causado el cierre de aproximadamente 2.000 empresas en todo el país, con una pérdida de 34 mil empleos. En ese año se dejaron de fabricar unos 15 millones de pares y la baja en el consumo fue de 29 millones.
Las principales medidas del gobierno para apoyar al sector fueron: subsidios para las nóminas y sueldos por 5 meses, para quienes demostraran una afectación del 80% en su actividad; los bancos comenzaron a otorgar créditos a pequeñas y medianas empresas a través del fondo de garantías del gobierno, y otros subsidios solidarios. Algunas de las empresas que no pudieron acceder a estos beneficios fue por tener problemas financieros anteriores.
El apoyo interior para los socios fue la reestructuración de la agremiación para superar el difícil momento, y no cobrar por 3 meses la cuota a los asociados. Promovimos la participación en encuentros de negocios y ferias virtuales a través de la plataforma de Corferias, donde se obtuvieron importantes resultados.
Otra acción fue el trabajo conjunto realizado con la DIAN y POLFA -Aduana y Policía Fiscal- para controlar el contrabando, que debido a la pandemia se agravó notablemente.
Desde meses anteriores se ha programado la realización de nuestra próxima feria presencial IFLS+EICI desde el 3 al 6 de agosto, de fabricantes y proveedores, en el recinto de Corferias en Bogotá. El mismo está certificado por la Secretaría de Salud y la Alcaldía de la ciudad.
Hay consenso generalizado, que el evento será punta de lanza para que el gremio se pueda mostrar, hacer negocios, e iniciar un proceso de recuperación.
La esencia de la situación del sector calzado en Perú es la competencia desleal de las importaciones. Esto ha marcado su evolución en los últimos años.
Desde 2006 a 2019 las importaciones de calzados se multiplicaron 23 veces. El pico fue en el 2019 cuando ingresaron 53 millones de pares por valor de casi US$ 500 millones.
En el 2020 cuando llegó la pandemia, la producción e importación bajaron cerca del 30%. Por parte de las importaciones la baja del 30% en valor correspondió a un 9% en cantidad. Esto reflejó un menor precio promedio, pero significó un mayor impacto competitivo para la producción nacional, en término de pares.
Desde 2013, la producción nacional presenta un volumen decreciente, que se acentuó a partir de 2017, desplazada por la mayor presencia de calzados importados, que ocuparon más del 50% de la oferta en 2019. La mayoría de los productos provienen de China y Vietnam.
El volumen de las exportaciones de calzados de Perú es muy bajo y no llega al 5% de las importaciones. Los principales destinos son Chile y Estados Unidos. En 2019 fueron por US$ 20 millones y en 2020 por menos de US$ 6 millones.
El problema en Perú es muy similar a lo sucedido en Chile, donde se abrió el comercio, pero no se tuvo en cuenta la competencia desleal. Aquí, el arancel más alto es del 11%, mientras que en países como Colombia y México son entre el 30 y 35%. Así el nivel de defensa es muy distinto.
Los programas de compras de calzados del gobierno a pequeños productores nacionales, resulta insuficiente respecto al daño ocasionado por las importaciones irregulares.
Para algunos exportadores peruanos, hay países de la región con barreras paraarancelarias muy complicadas. En México por ejemplo, contenedores con calzados han tenido hasta 4 inspecciones antes de llegar al comprador, o evaluaciones de origen muy abusivas.
Las medidas antidumping en Perú son de relativa validez, porque no se aplican a todos los calzados. Desde 2012 a 2018 para los productos con antidumping bajaron las cantidades, mientras que los calzados con capelladas textiles, sin antidumping, aumentaron 150% su ingreso.
La fiscalización aduanera es insuficiente. Para que los despachos sean más rápidos, los controles son mínimos. Del total de contenedores arribados, sólo el 4% tiene inspección documentaria, mientras la inspección física es menor aún.
Desde el sector se está trabajando para que haya un cambio de actitud y conciencia en el gobierno, para que se tomen decisiones políticas definitivas, para enfrentar la competencia desleal. No se pide protección, sino condiciones más justas para la industria nacional. Creemos que el nuevo gobierno tomará medidas sobre las importaciones, a través de distintas herramientas, atendiendo el clamor de los sectores más afectados, entre ellos el calzado.
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