En los últimos años, la industria de la moda ha estado experimentando intensamente con los bioplásticos. El objetivo es evitar el uso del petróleo -combustibles fósiles- para cambiar por materias primas naturales y renovables, en la fabricación de materiales y componentes. Entre ellas, se pueden citar el maíz, la caña de azúcar, la remolacha azucarera y el ricino.
Uno de los pioneros en la investigación y desarrollo de estas materias primas alternativas ha sido la empresa petroquímica brasileña BRASKEM, el mayor productor de resinas termoplásticas de América y el principal fabricante de biopolímeros del mundo. Tras este propósito se asoció con la marca estadounidense de calzados ALLBIRDS, para crear la nueva EVA VERDE “SweetFoam”, con base biológica y renovable, de uso para la producción de suelas.
Es un compuesto de EVA -Etil-Vinil-Acetato- producido a partir de la caña de azúcar, que al fermentar libera ácido poliláctico, un polímero de primera generación con propiedades semejantes a las del tereftalato de polietileno (PET) que sirve para fabricar numerosas piezas, mediante moldes de inyección.
La industria del calzado en general, ha adoptado esta denominada “EVA verde” después de que ALLBIRDS hiciera la receta de código abierto, y posibilitara su aplicación en zapatos de importantes marcas como Toms, Timberland, Puma, Adidas, Burberry, Gucci y Zara, entre otras. Los investigadores técnicos predicen que toda la industria del calzado habrá hecho la transición a suelas biológicas en los próximos 10 años.
El nuevo polímero elastomérico elaborado por BRASKEM, de manera sostenible a partir de la caña de azúcar (materia prima renovable), contribuye a la reducción de gases de efecto invernadero, mediante la captura de CO2. Los productos obtenidos son similares al caucho, por su suavidad y flexibilidad. La “EVA Verde”, sustituye las resinas convencionales sin necesidad de inversiones en maquinaria para la transformación del plástico. Es reciclable y reutilizable, tal como la EVA tradicional.
Este material para suelas de calzados, derivado de la primera EVA verde con carbono negativo, contribuye definitivamente a la desaceleración del cambio climático.
La caña de azúcar para fabricar SweetFoam, proviene del sur de Brasil, donde depende del agua de lluvia, y no del riego. Un recurso totalmente renovable que crece rápidamente, eliminando carbono de la atmósfera en el proceso. Por otra parte, es tan autosuficiente que, cuando se procesa, su biomasa se extrae para alimentar el molino y fertilizar la cosecha del año siguiente. La producción de la caña de azúcar se obtiene según estándares rigurosos que protegen a las personas y el medio ambiente. Los protocolos fueron desarrollados conjuntamente por Proforest y Braskem, y las fincas son auditadas por un tercero.
BRASKEM exporta a clientes de 100 países, y opera 41 unidades industriales en Brasil, Estados Unidos, Alemania y México.
Es la fabricación de calzados de diseños simples, cómodos y ecológicos, empleando materiales naturales renovables y reciclables. Su meta es utilizar en 2025 el 75% de materiales naturales y reciclados de origen sostenible, y reducir un 25% la huella de carbono de las materias primas. Otro objetivo, es disminuir 25% el uso de materias primas, e innovar en nuevas tecnologías para aumentar el rendimiento y la longevidad de los materiales naturales.
Para el Dr. Ashley Holding, reconocido químico alemán, consultor internacional, es imposible hacer declaraciones generales sobre los bioplásticos, ya que las credenciales de sostenibilidad cambian según la materia prima, el tipo de plástico en el que se convierte, dónde se produce y a qué reemplaza.
“El hecho de que sea de origen biológico no significa que sea biodegradable, y el hecho de que sea biodegradable no significa que sea de origen biológico”, explica Holding. “Hay muchos plásticos derivados de combustibles fósiles que son biodegradables. De hecho, los que se utilizan principalmente en envases biodegradables son los que se basan en combustibles fósiles. Depende de la estructura química del polímero en sí y no de la materia prima de la que proviene”.
Esto sólo aumenta la confusión para las marcas y los clientes. “Es algo que los fabricantes de materiales presentarán a las marcas y luego podrían incluirlo en sus contenidos de marketing, sin entender bien la distinción entre estas cosas”, dice Holding. “Este es un malentendido común y el público puede confundirse bastante si algo se comercializa como biodegradable y piensan que es de origen biológico, o al revés”. Los bioplásticos disponibles comercialmente actúan como cualquier otro plástico. Cuando se trata de reciclaje, eso significa que los bioplásticos se pueden reciclar, siempre que ya existan instalaciones de reciclaje para hacerlo.
Fuentes: Braskem/Allbirds/Ecocult