Sigue vigente la carta de colores propuesta oportunamente por PANTONE para todas las manufacturas relacionadas con la moda, y en particular para calzados.
El aspecto cromático no hace más que acompañar esta tendencia por los productos básicos y sustentables, que responden al recogimiento y aislamiento instaurados por la crisis sanitaria global.
La elección recae sobre las tonalidades medias y clásicas, versátiles y atemporales, como las líneas de grises y beiges, donde los tostados y terrosos son los preferidos. En combinaciones con verdes, amarillos, azules y rosas pueden lograr resultados muy sofisticados y elegantes. Como alternativas más luminosas se ofrecen el durazno y almendra pasteles, suaves y tenues, pero estimulantes y reconfortantes para productos de abrigo.
Sobre gran parte de la paleta de colores, se advierte una marcada influencia de la pigmentación magenta, que se expresa a través de rojos intensos y profundos. Bordó, cereza, vino tinto, manzana, granate y ladrillo, son algunos de ellos, que se destacan por su sensualidad y voluptuosidad.
Para acompañar esta corriente de tonos medios, se suman verdes y azules sobrios, como verde bosque, militar, aguacate y musgo, dentro de los primeros, y azul porcelana, ultramar y cobalto, entre los últimos.
La tendencia no deja de proponer una cuota de energía y luminosidad para una época de renovación y cambios, que promueve esperanza y positividad. En esta dirección se inscriben los cuasi-naranjas -mandarina, zanahoria, melón y calabaza- jóvenes y vitales.
Los clásicos colores blancos y negros serán protagonistas en calzados monocolor o combinados.
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