Tras un 2020 y 2021 con largos periodos de confinamientos, donde la moda se concentró en los básicos con tonos neutros, las tendencias para la próxima temporada estival anticipan una mayor presencia del color, en clara alusión al deseo de cambios y el advenimiento de tiempos mejores.
Así la nueva paleta cromática se inspira en la naturaleza y extrae de ella la vitalidad y energía de los colores originarios, que en sus versiones pasteles serán los preferidos.
La lista comienza con el rosa y celeste bebé, a partir de los cuales nacen extensas gamas de colores análogos. En el caso del rosa, se inicia con el lavanda y palo, que influenciados por el amarillo se transforman en coral y salmón. Mediante el magenta consigue su mayor expresividad, con el rosa persa, mexicano y flúor.
A los difundidos celestes claros, como cielo y cerúleo, se suman el verde menta, agua y turquesa, para completar la propuesta de los tonos frescos.
Los amarillos también parten desde tonalidades muy claras, como vainilla y manteca, que con mayor saturación y presencia del rojo se convierten en naranja, calabaza o zanahoria.
Para los verdes, además de las versiones claras, se proponen los pigmentados como verde bosque y esmeralda.
Entre los terrosos, el abanico comienza con los nudes y beiges claros, pasando por el cremoso Maple Sugar -beige medio- y recalando en el marrón aceituna -tawny olive- un exclusivo tostado pastel.
Finalmente los azules se muestran en sus versiones porcelana y zafiro, siendo el añil o índigo la opción más oscura.
El color blanco reinará con fuerza en esta temporada por su luminosidad, pureza y versatilidad, mientras que el negro en productos monocromáticos será símbolo de elegancia.
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