Una de las herramientas que tienen los bloques comerciales para preservar sus industrias, a veces, ante la competencia desleal que plantean otras áreas productoras, son los Aranceles Externos Comunes o AEC.
En este sentido, el Mercado Común del Sur -MERCOSUR- ha incorporado a su agenda de trabajo un proceso de revisión de estos aranceles, con la voluntad de mejorar su competitividad, simplificar y modernizar el esquema arancelario.
El comunicado difundido a mediados de Marzo 2021 expresa entre sus principales conceptos:
“Entendiendo que se trata de un cambio estructural, manifestamos, en primer lugar, la importancia de cuantificar los inciertos beneficios de avanzar en una reducción unilateral y gratuita del esquema arancelario y, en segundo lugar, la necesidad de mejorar las condiciones productivas, la competitividad y la eficiencia a través de políticas industriales y comerciales nacionales previas a cualquier reducción del AEC a fin de asegurar a las empresas regionales como mínimo los mismos beneficios que se otorgaría a los productores externos al bloque a través de la reducción de los aranceles a la importación”.
“En esta línea, cualquier revisión que se realice debe sustentarse obligatoriamente en estudios de impacto que cuantifiquen los beneficios y los costos que indefectiblemente provocará una reducción del AEC, en términos de puestos de trabajo que puedan verse afectados, inversiones, competitividad, empresas radicadas en el MERCOSUR, costo fiscal, incremento de importaciones y pérdida de mercado regional para los exportadores locales, por nombrar algunos”.
“Esa pérdida de mercado regional podrá debilitar la escalabilidad de la ventaja de outsourcing nearshore (subcontratación de proximidad) de los países del MERCOSUR al exportar calzado a Estados Unidos, país que absorbió más del 20% de las exportaciones de calzado del bloque en 2019. Este movimiento se hizo evidente como una oportunidad para incrementar las exportaciones en un escenario pandémico, pudiendo proporcionar reducción de costos, ventaja logística y aumento de market-share (cuota de mercado) en el mercado norteamericano.
Por eso, un cambio estructural de esta envergadura deberá ser consensuado con las entidades e industrias alcanzadas, previo diálogo y consulta que permita considerar las particulares de producción y abastecimiento y sus cadenas locales y globales de valor”.
“La industria del calzado en el MERCOSUR alcanzó una producción de 1,023 mil millones de pares de calzado en 2019, generó 300 mil empleos en 6.200 compañías productoras de calzado de la región. Es una industria altamente generadora de puestos de trabajo, mano de obra intensiva y que tracciona a través de los eslabonamientos a la industria del cuero, textil, plástico, caucho, metalurgia, bienes de capital, packaging, entre otras importantes cadenas productivas”.
“En pos de favorecer a la fabricación del calzado en el MERCOSUR, sostenemos la importancia de evaluar con responsabilidad los eventuales beneficios y costos ciertos que provocará cualquier revisión a la baja del Arancel Externo Común, garantizando como prioridad la ejecución de políticas nacionales y regionales que den soporte a la competitividad, la eficiencia y la generación de valor regional de la industria del calzado, su cadena de valor y los empleos que representa”.
La declaración conjunta lleva las firmas de los presidentes de FAICA -Federación Argentina de la Industria del Calzado- Damián Valerio; de la Cámara del Calzado de Buenos Aires, Fernando De Vito; de la Cámara del Calzado de Córdoba, Miguel Hames, y de la Cámara del Calzado de Santa Fe, Fabrizio Procopio. En representación de la industria brasileña del calzado -ABICALÇADOS-, lo hizo su presidente ejecutivo Haroldo Ferreira.
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