Una difícil situación se ha planteado para el gigante internacional del calzado e indumentaria deportiva, directamente relacionada con el suministro de sus artículos para la cadena global de distribución.
Esto es consecuencia del masivo cierre obligatorio de fábricas, impuesto por los gobiernos de Vietnam e Indonesia, desde julio a septiembre, ante la persistencia de la pandemia en la región, que no permite cumplir con las ordenes de compras emitidas.
Hay que tener en cuenta, que NIKE fabrica las tres cuartas partes de su producción total de calzados en el sudeste asiático: 51% en Vietnam y 24% en Indonesia.
Los directivos de la marca consideran que se han perdido hasta el momento 10 semanas de producción, y que el reinicio de la actividad si se efectiviza en octubre, puede llevar varios meses para que se normalice.
Las mismas fuentes señalaron que la escasez de productos se da en un período donde muchos mercados están recuperando los niveles de consumo, como es el caso de los Estados Unidos, donde lamentablemente no se puede satisfacer esa demanda por la falta de mercadería.
La logística también ha sumado dificultades a la situación debido a las restricciones en la actividad portuaria en Asia, a la escasez de contenedores y a los fuertes aumentos registrados en los fletes marítimos.
Desde NIKE aseguran que están a la búsqueda de proveedores alternativos, pero son cautos respecto al tiempo para desarrollarlos, en función de las inmediatas necesidades de los consumidores.
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